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LEYENDAS DEL SAJAMA


Existen dos leyendas sobre el origén del Sajama; la de Antonio Paredes Candia y la de Donato Juánes Pérez. La primera dice que en la Cordillera Occidental existía un “Apu” gigante, cuyo nombre no se consigna, el cual quiso competir con el Illimani en altura. El Illimani le quito la cabeza de un ondazo y éste es el Sajama. Según este mismo autor, el corazón del gigante fue a las regiones de Llocolloco y los intestinos formaron la nevada cadena del Condoriri.


Donato J. Pérez explica que el dios de los aymaras, en forma femenina fue violado por el Huayna Potosí, Tunupa cuenta el suceso al Sajama quien lucha con el Huayna Potosí.

Entre los guerreros que manda para esta contienda, habían suris (avestruces andinos) y huaris (vicuñas), Huayna Potosí atraviesa los testículos de Sajama con una flecha el cual acude al Tata Sabaya que lo cure. La sangre del Sajama formó el Lago Coipasa. Repuesto de la herida asienta su reino en el lugar que actualmente ocupa.

Estas leyendas que son más complejas en su estructura, deberán ser comparadas con la versión oral dada por el señor Pacífico Luna, agente cantonal del poblado del Sajama, la cual indica que el Illampu, el Illimani y el Sajama eran tres hermanos.

El Sajama es el Cholero (mujeriego) que siempre peleaba con el Sabaya. El Sajama le dio  un hondazo al Sabaya y lo venció, como testigo hay en los alrededores del Sabaya un conjunto de rocas coloradas que demustran la sangre esparcida.

Otra leyenda dice que el Sajama estaba lleno de setenejos (tucos del tamaño de elefantes). El Illamani para liberarlo de esta  plaga, mando al zorro con una nube que estaba encerrada en un recipiente. Antes de llegar a su destino, el zorro abrió el recipiente y salió la nube y comenzó a nevar lejos del Sajama. Una versión paralela indica que el zorro comió quinua y que reventando la quinua cayó formando el Salar de Coipasa. El Parinacota y el Pomerape (Los Payachatas) se pelean con el Sajama y de un hondazo el Sajama que es el má grande le saca la cabeza al Parinacota, este pedazo de cabeza cae a la orrilla y corresponde a lo que actualmente es el morro de Arica.

Al Sajama se le atribuye como mujer oficial el cerro Anallajchi o Santa María de Anallajchi; se supone que la mujer del Sajama era Parinacota. El pequeño cerro al sur del Sajama llamado Comisario o el Corrista (cartero) que lleva los mensajes entre el Sajama y el Anallijchi.

El cerro Huayna Sajama, al este del Sajama que tiene una menor altura , es el hijo natural del Sajama.
El cerro Sajama es muy celoso de los turistas, produciéndose cuando lo invaden fuertes vientos, que incluso voltearon keñuas como ocurrió el 4 de Junio de 1.992.

Según Teresa de Gisbert, estas leyendas reflejan realidades naturales como movimientos geotécnicos y la formación de los salares. También reflejan realidades sociales muy lejanas que alteradas y mitificadas, llegan en forma expuesta. Se puede pensar que hay una lucha entre los Carangas y los Collas de Pucarani, que son los que adoraban al Huayna Potosí con el nombre de “Caaca”. Se habla “suris” y “huaris”, sin que se pueda establecer si son animales mitificados o guerreros de arco y flecha, identificados con los suris, y honderos identificados con los huaris.

También se establece un lazo de amistad entre la región de Sabaya que pertenece a los Carangas  y la de Sajama, que también es Carangas, en contraposición a la gente del Huayna Potosí, Mururata e Illimani que están en tierra Colla.

La imagen del zorro llevando la nube, puede reflejar una realidad ecológica ya que el Illimani y la Cordillera Oriental, marcan el inicio de las tierras bajas calientes donde se forma la nubosidad que produce la lluvia del Altiplano, la cual no llega sa cubrir su trayectoria.

Otra de la leyendas más conocidas es la siguiente:

Tres veces surgieron las tierras de las aguas; dos volvieron a insumirse en el piélago inmenso, más a la tercera quedó la Cordillera para siempre. Cuando las tres edades de lucha terminaron, vino la fundación del mundo andino. Y en el principio era “Hillemana Culkachata”, la Sierra hecha de Nieves.

Entonces los “Apus “, los grandes señores del paisaje, no tenían nombre, señoreaba el Tiempo obscuro: “Chamak-Pacha”. Apenas se presentía las formas en la espesa densidad del mundo y solo el relampaguear de los volcanes brotaban las testas adustas de los guerreros formidables; eran muchos, protegidos por su coraza de hielo.

Y cuatro sobresalían entre todos por lo eminente de su hechura.

Dos que se asentaban con pesadumbre de alas condoriles; y dos que surgían rapidisímos en rapto de puma hacia la altura. Mediase en grandeza, pugnaban por aventajarse en estatura y cuando acudieron a “Wiracocha” les dijo:

• Ninguno será  más poderoso que los otros, cuatro amos tendrá la Cordillera y los cuatro “Jacha – Irpa” o conductores se llamaban:


• “Shuru-Apu” o Señor de Luz. (Illampu)”.
•  “Ka – Kaa – Ka” o Señor de Piedra. (Huayna Potosí).
•  “llila – Ilumani” o Señor de Agua. (Illijmani).
•   “Huayra Apu” o Señor de Aire.

Dos tenían forma de trapecio, dos forma de pirámide y eran tan bellos y tan fuertes que nadie osaba disputarles jerarquía. Si el Señor de Luz y el Señor de Agua cubrían el horizonte, el Señor de Piedra y el Señor de Aire perforaban los cielos. Y así, en dos conos altaneros y en dos trapecios imponentes, ascentó “Wiracocha” el cuádruple rango de los caudillosde la sierra.

Pero un día se espanto, “Hauyna –Apu”, celoso de majestad de “Huila – Humani”, dijo a “Ka – kka –ka” que tampoco vivia dichoso frente al poderío de “Shuru – Apu”.

- Acomete tú al que fulge, que yo aniquilare al de las aguas.
- Y ambos se lanzaron iracundos contra sus rivales.

Rudo fue el combate; todos pelearon a porfía. Y volaban rocas, fuegos, hielos, huracanes, como si el mundo fuese a nacer de nuevo y los cuatro héroes lucharon sin descanso por el espacio de un milenio solar; terrible el Señor de Luz, Implacable el Señor Piedra, feroz el Señor de Aire, indomable el Señor del Agua. Y cambiaron muchas veces de forma y posición porque la gigantomaquina andina es una de vértigo y mudanza.

Cuando la honda del uno parecía entregarle la victoria, la honda del otro se la arrebataba sin demora, subieron pirámides altísimas para caer apenas proyectadas. Cantó el abismo con su boca de mil fauces. Chocaron pedrones espantables, roca y lava, líquido y ceniza, silices y cuarzos, vientos encontrados, peñas como centellas, centellas como dardos. Y el trueno de rápidos corceles arrastraba su carro fabuloso en medio del rayo y del relámpago y la tempestad geológica se amotinaba en un crescendo prodigioso. Dos conos de nieve airados, centelleantes. Dos trapezoides aniquiladores.

Al cabo de un milenio, juzgando “Wiracocha” que la pelea debía terminar, mandó a “Thunupa” para que pusiera calma y concierto en la convulsionada Cordillera. Y “Thunupa”, númen de justicia, juez de acudillos, después de escuchar las razones de cada cual, dictó sentencia inapelable:

Solo tres conductores tendrán señoriío en la Cordillera. El Señor de la luz será de hoy en adelante “Illampu”, el centellante; el Señor de Agua se nombrará “Illimani”, el Resplandeciente; el Señor de Piedra se convertirá en “Wayna – Potosí”, el Joven Bramador.

Y cogiendo su honda divina, puso en ella un pedrusco de oro y al tiempo de lanzarlo zumbando por el cielo en dirección al Señor de Aire, dijo estas palabras:


“Rebelde fuiste; solitario quedarás y menguado en poderío, truncare tu insolencia y tu estatura, serás partido en dos”.

Y conforme el pedrusco de oro surcahba el espacio, iba acreciendo con velocidad vertiginosa y al hacer impacto en la hermosisima pirámide de nieve del “Huayna – Apu” , le cercenó de un solo tajo porque la honda vengadora de “Thunupa” no perdona.

- “Sarjáma” – vete! – dijo el Dios.
-  Y al cono truncado de la sierra llamó: Mururata, el descabezado.
- Tú eres el alejado: “Sajama” te nombró en memoria de tu estupenda rebeldía.
          
Y desde entonces sólo tres “Jacha – Irpa” señorean la tremenda Cordillera:
“Illimani”, “Wayna – Potosí”, Illampu”. El Mururata, el cercenado, no puede competir con ellos.

Pero al frente, en la otra Cordillera , solitario e inconmovible “Sajama”, el que se fue. Tiene la grandeza dolorosa del rebelde. Es un nevado de maravillosa simetría que domina las planicies de Carangas. Se le divisa de cincuenta leguas; soberbio, esfingico, tenaz.

Numen extático, distante, evoca todavía la majestad indecible del tiempo mítico, “Sajama: el indomable, primer revolucionario en la gesta cosmogónica. Y la leyenda dice que en la montaña castigada, en el cono hermosísimo de la Cordillera Occidental, habita el cuarto guerrero del tiempo legendario; “Jacha – Tata – Sajama” el Gran Señor Alejado.

(Extracto del libro “Nayjama” de Fernando Diez de Medina).

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